domingo, 21 de junio de 2009

Lanus se quedo sin chances

Ganaba el Granate con gol de Sand (PT 31m), pero el Fortín, con diez hombres por la expulsión de Cubero, igualó con un penal de López (ST 24m) y quedó a un punto de Huracán, su rival de la jornada definitoria. Sobre el final también vio la roja Faccioli.

Emotivo, extraño y contradictorio. Así fue el partido que Lanús y Vélez empataron 1-1 en el Sur, que marginó al Granate de la pelea y que al Fortín lo deja dependiendo de sí mismo pero con la obligación de ganarle a Huracán en la última fecha y con el sabor agridulce propio de las circunstancias cambiantes del encuentro.

La primera rareza del desarrollo fue que el Granate terminara ganando la parte inicial después de pasar la mayor parte del tiempo lejos del protagonismo, muchas veces defendiéndose en exceso, y encontrando la ventaja mediante un contraataque tan aislado como letal.

En los primeros instantes fue el Fortín el que copó el mediocampo de la mano de un encendido Víctor Zapata. Con las subidas de Fabián Cubero y el impulso de Maximiliano Moralez puso en aprietos a todo el fondo local, que no lograba soportar tanta presión. Sin embargo, tanto Jonathan Cristaldo como Rodrigo López se veían obligados a retroceder para hacerse del balón: a Vélez le faltaba la puntada final, el cambio de ritmo, el pase profundo.

Así, las llegadas de la visita fueron remates desviados de media distancia: uno de Zapata y otro de Moralez. Después, Frasquito la robó por la izquierda y también tiró alto. Pero entre tanto apuro ofensivo, Vélez dejó subir demasiado a Gastón Díaz, Nicolás Otamendi y Emiliano Papa, y más de una vez demostró debilidades atrás. Y de a poco, con las buenas tareas Eduardo Salvio y Diego Valeri, Lanús comenzó a darse cuenta de que podía hacer negocio.

Avisó el Toto, con un disparo que pasó cerca. Y a los 31, en otro avance veloz, se escapó de nuevo por derecha y habilitó al medio a José Sand, quien definió ante un Germán Montoya que alcanzó a tocar la pelota sin evitar su destino de red. Entonces estalló la fiesta local que, además, tenía el plus de que le servía para ponerse solo en la cima. Pero enseguida llegó la noticia del gol de Huracán sobre Arsenal, y el Granate quedaba a un punto del líder.

El tanto de los de Luis Zubeldía dejó por un momento sin rumbo a Vélez, pero el Granate no lo aprovechó. Papa podría haber empatado tras una gran jugada pero resolvió con un disparo afuera, Franco Razzotti se animó desde lejos y le quemó las manos a Carlos Bossio y Otamendi estrelló un cabezazo en el palo. Lanús parecía dedicarse a cuidar su excesivo premio y el final seguía abierto en el Sur.

El complemento empezó caldeado y con una acción que cambiaría el rumbo: Cubero le tiró un codazo a Maximiliano Velázquez de frente al juez de línea, y se ganó la roja directa. Su infantil reacción le permitió a Lanús, que había ganado juego con el ingreso de Eduardo Ledesma, emparejar la balanza. Y para colmo, a los diez Cristaldo se fue por una lesión que se vislumbra grave y creció el desconcierto visitante.

Sand, que perdió un mano a mano con Montoya, y Valeri con un tiro desde lejos y sin puntería tuvieron las más claras para un local que, pese a todo, no convencía. También López se lo perdió de cabeza ante Bossio. Hasta que Faccioli bajó en el área a Juan Manuel Martínez, el reemplazante del Churri de buena factura, y a los 24 López anotaba el empate con un tiro fuerte a la derecha del arquero. Con uno menos, Vélez lograba lo que había merecido once contra once.

Entonces se abrieron definitivamente los espacios y fue Vélez, por esa desventaja numérica y la escasa claridad y audacia de Lanús, el que dejó una mejor imagen. El Burrito tuvo la última del Fortín con un disparo cruzado y el ingresado Santiago Biglieri la del Granate con un tiro a quemarropa que tapó Montoya. A esas alturas ya se sabía del triunfo de Huracán, y ni así el local se la jugó con todo para defender su única chance de seguir en la pelea. Encima, a los 41 Faccioli se fue por doble amarilla.

En el epílogo, ambas hinchadas, que acompañaron masivamente y enmarcaron dignamente una verdadera batalla, reconocieron los esfuerzos de sus jugadores. Unos se despedían de todo, y los otros, aunque llegarán con mermas como Cubero y Cristaldo, se agazapan para ir por todo en la última parada.

Fuente: http://www.tycsports.com

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